lunes, noviembre 16, 2009

A veces llega un momento, en que te haces viejo de repente

Valga como entradilla a este post el principio de la conocida canción de Celtas Cortos. Viene que ni pintado.

El tiempo, como un parásito al que no podemos eliminar, se va comiendo nuestros años. Para bien y para mal, no me mal interpretéis. Últimamente me ha dado por pensar en el tema, y te das cuenta de todo lo que has vivido y es mucho, la verdad. Cosas buenas, muy buenas, malas y peores, pero un montón en definitiva (y lo que queda). Sinceramente, no estoy donde pensaba que iba a estar hace 10 años, y no creo que dentro de 10 años esté donde pienso que voy a estar en estos momentos. Lo que sí que puedo decir, que no es poco, es que no me arrepiento de nada (o casi). Hombre, claro que hay cosas de las que uno se arrepiente, pero de las decisiones importantes la verdad es que no me arrepiento de ninguna.

Hace poco leí en un sitio (no me acuerdo donde) que es mejor arrepentirse de las cosas que has hecho que de las que no has hecho. Es una filosofía interesante, la verdad. Quizás matizaría un poco y diría que tampoco hay que arrepentirse mucho de las cosas que salen mal (mientras no sea permanente el daño, claro está). De un tiempo a esta parte me estoy dando cuenta de cosas que quizás antes entendía mal y veo que he madurado, o eso creo. Por lo menos pienso que ya no tengo cosas dentro que no me hacían bien y estoy mejor así. En mi opinión, uno aprende a golpes en la vida, pero cuando pasa algo de tiempo te das cuenta de las cosas que de verdad importan y que, quizás. en algún momento le has dado demasiada importancia a cosas que no la tienen. ¿Quién no ha pensado cuando han pasado unos años que los agobios del colegio/instituto eran una chorrada? Todavía me acuerdo de la tensión por la PAU o por tener un examen al día siguiente y no llevarlo muy bien... Eso mismo se puede aplicar a muchas otras cuestiones, en mi opinión.

Es de perogrullo, pero me estoy dando cuenta de lo importante que son algunas cosas que antes daba por sentado, pero ahora, no sé por qué, les doy más importancia. Los amigos, por ejemplo. Siempre me he considerado muy amigo de mis amigos, aunque eso debieran decirlo ellos, pero no sé por qué, de un tiempo a esta parte me fastidia más estar un tiempo sin verlos. No es que antes no me importara no verlos, pero a lo mejor una llamada valía y ahora no es suficiente. No sé si me explico, pero es que no se me ocurren mejores palabras. Algo parecido pasa con la familia, pero también es distinto.

¿A santo de qué viene todo esto? Seguro que os lo estáis preguntando.Puede ser una crisis de la edad o vete tú a saber qué. Lo único que está claro que debería pensar menos y estudiar más, la verdad.

Bueno, me ha quedado una piji entrada, así que voy a terminar dejando la canción a la que hace referencia el título. Sed felices y gracias por leerme.

No hay comentarios: