Empezamos con una cosa muy sencilla: La siestinta después de comer cuando no tienes nada que hacer. Me refiero a esos días en los que estás de vacaciones o empezando el curso y todavía no hay ninguna obligación de ponerse a trabajar a las cuatro y media o cinco. ¿No presta mucho quedarse en el sofá dormido viendo cualquier chorrada y despertarte cuando sea sabiendo que no hay por qué sentirse culpable? A mí sí que me presta, desde luego.
Si a esto le unimos que estamos en invierno y que puedes dormir tapadino con una mantina mientras fuera está lloviendo... Vamos, que es la bomba. Quizás en verano no sea tan prestoso, porque hace más calor, estás más incomodo, pero ahora en invierno es uno de los pequeños placeres del día, y habrá que aprovecharlos mientras se pueda.
Ojo, que es importante que la siesta no sea demasiado larga. Si la cosa se nos va de las manos podemos incurrir en el error de despertar demasiado tarde. Para mi la siesta perfecta es de una hora, hora y media a lo sumo, desde que me duermo (no desde que te echas a ver la tele). Los excesos se pagan por la noche, que es muy incómodo estar dando vueltas en la cama sin poder dormir.
También recomiendo la siestina de antes de comer, pero ésta ya es para casos en los que has tenido que madrugar para hacer algo y sienta muy bien dormir media hora antes de comer. Lo que llaman la siesta del burro en mi casa.
En cualquier caso, un placer de este mundo que recomiendo a todos mis lectores.
Kal dixit
2 comentarios:
Yo si te leo cada post, solo que esto que comentas aquí de otra manera lo has comentado en otro.
Como ya dije, en este post se intentarán desarrollar algunos de los comentarios que he puesto en algunos de LQRMSDMC, ya que ahí comentaba siempre algo que me gustaba.
Así me gusta, que los fieles lectores se fijen en las cosas repetidas.
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