Hoy, para variar, no me voy a quejar de las personas ni situaciones que me rodean, sino de algo que me molesta mucho y me ocurre más de lo que me gustaría: No ponerle nombre a una cara.
La verdad es que es algo que me para mucho más con las tías que con los tíos. Por alguna razón, me cuesta quedarme con los nombres de algunas personas y da lugar a situaciones un poco extrañas, como estar hablando con alguien durante casi una hora sin estar seguro de si se llama Lucía o Laura... Porque sí, reconozco que uno de mis puntos débiles es que a las Lauras las llamo Lucía y a las Lucía Lauras. Que le voy a hacer, soy así. También es verdad que acabo quedándome con el nombre, eso que conste.
Todo esto me cabrea porque a mi me gusta que me llamen por mi nombre, y me fastidia no poder recordar el nombre de alguie. De todas maneras, ya estás avisada, posible lectora, de que si te llamas Lucía o Laura, seguro que meto la pata en algún momento.
Bueno, esta semana me ha quedado un post muy corto y bastante tonto, pero las fechas en las que estamos es lo que tienen, que no hay tiempo para más. Prometo poner algo mejor cuanto tenga tiempo.
Algo que me gusta: El cine. Me encanta ver pelis en el cine. Según la compañía, la experiencia es mejor aún.
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